martes, 17 de abril de 2012

SOMBRAS EN EL ESPACIO (escrito para el fanzine "MUJERES CON PAJARITA")


I'll wait in the shadows
In the shadows
Though I am alone

Shadows, Yo la Tengo



Cuando se habla de Arquitectura Moderna –que no contemporánea- se suele aludir a los cuatro pilares básicos de la Historia de la misma: Le Corbusier, Alvar Aalto, Mies Van der Rohe, y Frank Lloyd Wright.

Si le pides a alguien que te diga el nombre de una importante figura de la Arquitectura Moderna, seguramente su respuesta será algún arquitecto de los que acabamos de citar. La arquitectura ha sido durante mucho tiempo hombre y a la sombra ha ido quedando su parte mujer.

Hasta que no ahondas en la Historia de la Arquitectura no te das cuenta de que a la sombra de muchos arquitectos hombre se escondían las ideas de grandes arquitectas mujer. Y el problema es que el desarrollo del cómo contar arquitecturas pasadas ha sido trabajo fundamentalmente de hombres hasta hace pocas décadas, lo que no ha ayudado a desenterrar grandes esfuerzos de mujeres que han sido muy importantes para el desarrollo de la Historia de la Arquitectura. Grandes figuras femeninas que hallaron grandes logros a través del experimento con el espacio, y cuyos resultados han sido partícipes del progreso de la investigación arquitectónica, siguen apareciendo en segundo plano en los libros que narran sus propuestas construidas, mientras que no se pestañea al alabar el mérito que tuvieron diseñando muebles y cocinas, por supuesto algo mucho más apropiado y mejor visto para una mujer en aquella época. Y si tenemos en cuenta que protagonizar el diseño de muebles empezó a resultar un hit dentro de la práctica habitual del arquitecto estrella a partir de mediados de los años 20, ¿qué nos queda para estas chicas? Pues las cocinas, los vasos y las tazas.

Queremos nombrar aquí a grandes arquitectas que quedaron a la sombra, bien por estar junto a grandes machos de la Arquitectura Moderna, bien por cuestiones políticas, que no hicieron más que retardar el reconocimiento de su gran labor o incluso ocultarla para siempre.

Charlotte Perriand fue una gran arquitecta, que tras haber salido a la luz a mediados de los años 20 con el diseño de un innovador bar, en el que experimentaba con nuevos materiales y texturas, fue captada por Le Corbusier y su primo y fiel discípulo Pierre Jeanneret. Co-diseñó junto a ellos varios muebles, exposiciones y arquitecturas, hasta que sintió el impulso de seguir desarrollando su propia arquitectura, motivada por intereses personales como su pasión por Japón, que no solo le hizo entender el espacio de otra manera, sino también optar por el empleo de materiales más naturales.

Así mismo Lilly Reich, gran arquitecta y mujer activa en la Bauhaus vio difuminada su carrera profesional a la sombra de Mies Van der Rohe. La famosa silla Barcelona (que todos asignamos sin dudar al arquitecto alemán) fue codiseñada por Lilly y Mies. Incluso la hiperestudiada Villa Tugendhat fue también una arquitectura proyectada conjuntamente por los dos. Lilly fue una figura cuyo éxito profesional destacó desde su primera unión con el Deuthche Werkbund en 1912, pero su enamoramiento y posterior emparejamiento con Mies, unido al machismo imperante en la época enterró por completo su nombre y la autoría de grandes obras.

Eileen Gray, fue una arquitecta irlandesa de familia noble, que realizó más de 45 proyectos, de los cuales solo 9 se llevaron a cabo, siendo 4 de ellas atribuidas al arquitecto rumano Jean Badovici, pareja de Eileen. Quizá ella no le dio tanta importancia a que fuese reconocido su trabajo (puede que su excesivo pudor estuviese motivado por darle demasiada importancia al quedar bien con los suyos, simplemente se dedicó a realizarlo con empeño y su labor arquitectónica fue reconocida y seguida por importantes personas relacionadas con el mundo de la arquitectura y las vanguardias. Por desgracia, no tenemos constancia de todos sus trabajos, ya que los documentos fueron destruidos durante la Segunda Guerra Mundial. Entre las propuestas arquitectónicas destaca la maison en bord de mer que realizó junto a Jean Badovici entre 1926 y 1929. En cambio, sus propuestas de mobiliario quedaron ordenadamente recogidas gracias a que Jacques Doucet, un connoisseur y colecccionista del arte quedó tan admirado por sus diseños que hizo que Eileen las firmara y fechara.

La arquitecta finlandesa Aino Marsio Aalto responde a circustancias similares a las de las mujeres anteriores. Aino fue una de las primeras arquitectas-mujer de su país. Su trabajo era destacado ya cuando diseñó la Villa Flora, pero cuando se casó con el prestigioso arquitecto Alvar Aalto tomó la decisión de colaborar con el rigor y el perfeccionismo de su trabajo al ensalzamiento de la obra de su marido. Juntos hicieron grandes obras como La Villa Mairea el Pabellón finlandés en la Exposición Universal de Nueva York del año 39, el sanatorio antituberculoso de Paimio o la Biblioteca Viipuri, que actualmente se atribuyen hoy al arquitecto varón. Cuando Aino murió de cancer, Alvar Aalto no tardó en casarse con otra arquitecta colaboradora de su estudio, y casualmente la calidad de su obra sufrió un gran punto de inflexión. Además su nueva mujer, quizá por envidia se dedicó a enterrar todo mérito de Aino e incluso a pasar documentos gráficos a limpio para ocultar los originales, dibujados por la primera mujer de su actual marido.

Margarethe Schütte-Lihotzky fue la primera arquitecta de Austria. Estamos hablando del año 1916, en el que ella ya tenía claro que el modo de vida que se preasignaba a una mujer le repugnaba. Era una mujer activa que tuvo problemas serios (que le llevaron a pasar en la cárcel 4 años) por estar comprometida con la Resistencia anti-nazi en Austria.

En los libros de Hª de la Arquitectura su nombre pasa casi desapercibido. Su gran mentor, Adolf Loos, y algunos de sus discípulos, así como Wilhelm Schütte -su colega de trabajo con el que terminó casándose- le hacen sombra. Y para colmo su gran trabajo, la Cocina Frankfurt (por el que como era lógico sí que obtuvo reconocimiento, quizá por tratarse de una propuesta “más femenina”) aparece en los libros básicos de arquitectura firmado por “G. Schütte-Lihotzky”, de forma que no queda claro si es hombre o mujer... Por suerte, ya es bien sabido por muchos que la sigla G corresponde a Grethe, que es como solía ser llamada Margarethe. Y respecto a la citada y famosa cocina, no penséis que se trata de mobiliario cualquiera, que ésta era toda una declaración de intenciones. Surgió de un diseño de viviendas sociales para el que trabajó junto con Ernst May en Frankfurt am Main en el año 1926. Había problemas de alojamiento tras la guerra, por lo que estas viviendas debían acoger al mayor número de gente posible, al tiempo que debían construirse con rapidez, por lo que optaron por recurrir a elementos prefabricados y otras innovadoras técnicas constructivas para la época. Las cocinas estaban diseñadas intentando ocupar la mínima superficie posible no siendo por ello menos completa que las usuales, y su diseño estaba destinado a la nueva mujer moderna, con toda la intención de facilitar su trabajo en casa, y pensando en que la mejora de la social de la mujer, le haría disponer de tiempo libre para poder desarrollar una actividad profesional fuera del hogar.

Por poner un último ejemplo que sea de arquitectura nacional femenina, os voy a introducir a la primera arquitecta española, una mujer que como optó por desarrollar su trabajo de manera independiente (sin ningún colega varón) tuvo peor suerte que las anteriores, y a la hora de materializar sus propuestas- muchas de las cuales quedaron solo en papel- se encontró con la situación de que nadie confiaba en la viabilidad económica de las mismas. Su nombre es Matilde Ucelay Maórtua. El título de arquitecta lo consiguió
sólo unos días antes de iniciarse la guerra civil. Encima la pobre mujer fue depurada profesionalmente por el régimen, así que no pudo ejercer al principio tras la guerra. Posteriormente cuando pasaron los años de
deshabilitación, la gente no confiaba en una mujer arquitecto (sólo trabajaba para extranjeros que residían en España o bien en proyectos que algún arquitecto-hombre firmaba). Posteriormente fue reconocida su labor profesional, recibiendo el Premio Nacional de Arquitectura en 1996.

Todas estas mujeres pasaron por la Historia de la Arquitectura casi de puntillas, tanto es así que hasta es difícil ser consciente del machismo que ha existido en torno al mundo de la cultura, incluso en círculos tan afines y cercanos a movimientos vanguardistas. Aunque a principios el siglo XX ya se reclamaban otros derechos de la mujer utilizando el arte como lenguaje, aun muchas mujeres no se hacieron oír , por lo que eso nada ayudó a muchas que aunque intentasen gritar alto, quedaron sus nombres recogidos en importantes escritos teóricos con su nombre en forma de inicial.

MJ CLIMENT + 1HOMBRE EN LA SOMBRA